Blog - Consejos de Salud - Este verano ¡cuidado con el cuento de las bebidas light!
Llegó el verano y con ello el aumento considerable de las temperaturas, con sus correspondientes olas de calor. Para combatirlo, además de un buen aire acondicionado o unos días en la playa, tenemos y debemos cambiar nuestros hábitos alimentarios. Y ahora es cuando nos preguntamos ¿qué debemos comer en esta época?.
La respuesta ya la sabemos todos, alimentos más “frescos” como son las frutas y verduras, sopas frías, nuestro querido gazpacho o en su defecto salmorejo, además de dejar a un lado la comida pesada de invierno como los potajes u otros alimentos que hacen que nuestro calor corporal aumente, cosa que no queremos sino todo lo contrario, pero…¿que decimos de las bebidas?
Pues bien, recomendación número uno para toda persona, sobre todo niños y ancianos: siempre, y digo SIEMPRE, tener en la mano una botella de agua (no demasiado fría) y beber de media unos 2-3 litros al día. ¡Y ojo!. Beber sin que tengas ganas, porque uno de los principales síntomas de la deshidratación es la sensación de sed, de boca seca y de dolor de cabeza, por lo tanto, cuando tenemos sed es porque ya estamos empezando a estar deshidratados.
¿Y beber refrescos light?
Tanto en el verano como el resto del año, no nos dejemos engañar, una bebida de cola light no es inocua. Nuestro organismo no reacciona de igual manera que ante el agua, como algunos pueden pensar. La historia es bien sencilla. Para edulcorar una bebida que se venderá como light en el supermercado se utilizan edulcorantes a base de compuestos químicos como el ciclamato sódico, el aspartamo, aminoácidos como la fenilalanina, etc.
Algunos de estos componentes tienen un poder endulzante diez mil veces mayor que la sacarosa (conocido como azúcar común, la que le ponemos al café!.) Por tanto, la respuesta que dará nuestro cerebro ante esa bebida dulce en boca es:
– ¡¿Insulina?!
– ¡Si jefe!
– ¡Viene el azúcar!
– ¡Pues adelante!
Y ahí va la insulina (hormona liberada por el páncreas tras una comida) dispuesta a captar azúcares y llevarlos de la manita a las células donde serán utilizados como combustible. ¿Y cuál es su sorpresa cuando llega la bebida al duodeno? ¿Y dónde está el azúcar?. Que no hay. Bueno sí, el azúcar que ya había (antes de la ingesta de la bebida) en la sangre y que disminuye por acción de ese pico de insulina. No obstante, la insulina pregunta confusa el cerebro:
– Socio, ¿no habías detectado sabor dulce en la boca? ¿y el azúcar?
– El cerebro responde – No problem! haré que lleguen a la sangre azúcares de verdad. Y ahí está el cerebro para incrementar el apetito, empujarnos a comer y reponer los niveles de azúcar que la insulina había bajado.
¿Por qué creíais que en cierta cadena de hamburgueserías de la realeza la bebida es rellenable y gratis?. Porque las bebidas azucaradas (light o no), invitan a comer más.
Por tanto, comer con bebida de cola o sabores varios, carbonatadas azucaradas o light, incrementan el apetito debido a la hipoglucemia (bajada de azúcar) reactiva (en reacción al consumo de las mismas) que se produce. Y por tanto, nos hacen comer más.
¿Alternativas? Cerveza o vino, y por supuesto el agua
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